Al igual que muchos argentinos que no pueden regresar, Angela Booth está en Buenos Aires ante las estrictas trabas de su país
Por La Capital
“Vine a Argentina en julio de 2019 y estuve en Rosario visitando a mi familia pero las compañías Qantas y Latam dejaron de volar a Australia a poco de declararse la pandemia y dejando como únicas rutas las que pasaban por Brasil, Estados Unidos o Europa, con altas tasas de contagios de Covid, luego el gobierno australiano introdujo cupos para ingresar y los precios aumentaron dramáticamente así que estoy alojada en Buenos Aires sin poder volver”. El relato es de la australiana Angela Booth, una enfermera de 60 años, quien conoció en 2018 este país, dice que se “enamoró” de las Cataratas y Ushuaia y volvió para quedarse a vivir al menos un año.
Pero ese tiempo ya transcurrió y la pandemia y regulaciones de su gobierno cada vez más estrictas ante el avance de la variante Delta truncaron su regreso. De hecho este viernes Australia redujo el número de viajeros autorizados a entrar para frenar brotes.
Sólo 6.000 personas están autorizadas cada semana a aterrizar en vuelos comerciales en territorio australiano. Luego son sometidas a una cuarentena obligatoria de dos semanas en un hotel.
Con el mismo sentido se tomaron restricciones epidemiológicas en vuelos hacia Argentina con un tope de ingreso de 600 pasajeros diarios (de los 2 mil que se venían habilitando). Se calcula que hay unos 40.000 argentinos en el exterior, que salieron en su mayoría del país sabiendo que lo hacían en medio (no al inicio) de una pandemia mundial y tras firmar una declaración jugara. El documento deja en claro que por esta decisión, en este momento, el pasajero no tiene derecho a pedir repatriación en caso de cierres totales o parciales en la frontera.
Aun así los viajeros se autodenominan “varados”, criticaron la medida como “una locura”, “inconstitucional” y “contraria a los derechos individuales”.
Es más dijeron, que esto no ocurría en otro lugar del mundo. Sin embargo hay un centenar de países que cerraron sus fronteras en este momento. Toda Europa se encuentra en la lista amarilla del semáforo epidemiológico, con la única excepción de Gibraltar, las Islas Baleares y Malta. Incluso Israel tomó medidas más restrictivas, cuarentenas y multas cuando hace diez días promovían dejar de lado el uso del barbijo. Por suba en los contagios, prohíben viajar a países designados como “puntos calientes”, entre ellos Rusia, India, Sudáfrica, Médico, Brasil y Argentina y además instan a volver a usar el barbijo.
Y Japón que se prepara para los Juegos Olímpicos está lidiando con los contagios de los atletas llegados desde el extranjero. Por suba en los contagios, prohíben viajar a países designados como “puntos calientes”, entre ellos Rusia, India, Sudáfrica, Médico, Brasil y Argentina y además instan a volver a usar el barbijo.
Cierre australiano
“Esta cuota pasará a ser de unas 3.000 personas semanales de aquí a mediados de julio”, dijo el primer ministro de Australia Scott Morrison, citado por la agencia de noticias AFP.
El total de casos en Australia desde que comenzó la pandemia supera los 30 mil positivos y ya hubo 910 muertes por coronavirus, según datos de la Universidad Johns Hopkins. Este jueves se registraron 27 nuevos casos de Covid-19 en el país, que tiene menos del 8% de la población adulta australiana con las dos dosis de vacuna aplicadas.
Ante este cuadro los 12 millones de australianos tienen fuertes restricciones a sus movimientos en cuatro capitales regionales: Sidney, Brisbane, Perth y Darwin.
La visitante australiana, Booth asegura sentirse en Argentina “como en casa”, si bien hace meses se hospeda en el barrio porteño de San Telmo. Y se encuentra envuelta en frío pero con sol, mientras en su ciudad natal, Camberra (capital de Australia), por estos días llueve mientras el termómetro marca también un promedio de 10 grados al mediodía, como acá.
La mujer está en Argentina con visa de turista así que no puede trabajar. Se sostiene económicamente con el alquiler de su casa en Australia. Quiere volver a ver a su familia y no puede. Su sueño de viajera, le dijo a La Capital, se transformó en una verdadera trampa. Aunque hace la salvedad de que fue vacunada acá con la vacuna Sputnik y está agradecida.
Australia no está entre los países más afectados por la pandemia, pero casi la mitad de su población vive otra vez en cuarentena y hay fuertes críticas de la población a las las restricciones anticovid, las fallas en los dispositivos de cuarentena y una campaña de vacunación que avanza lentamente. Booth desde Buenos Aires se suma a esas críticas.
“No creo que en mi país hubieran vacunado a una turista como lo hicieron acá conmigo. Y además, si bien quero volver, debo tener en claro que desde julio de 2020 hay que tener permiso para salir: solo se le permite a hombres de negocios o a deportistas, así que es llegar para confinarme por mucho tiempo, una pena”, señaló.
La cuarentena vivida desde acá
“El gobierno introdujo la cuarentena de dos semanas en un hotel para todos los pasajeros que regresan, inicialmente lo pagaba pero a partir de julio de 2020 fue a expensas de cada pasajero, significa hasta 4 mil dólares por persona. que sumado al costo de los vuelos y el riesgo de cancelación hizo completamente imposible mi vuelta. Y encima Australia acaba de reducir a la mitad el número de pasajeros que pueden regresar. No tengo idea cuándo será posible volver”, dice la mujer desde Buenos Aires donde está hace ya varios meses.
Como será el “amor” de Booth por Argentina que esta mujer puso la imagen de un ave de la fauna nacional en su Whatsapp y en su Facebook, además de una postal del macizo jujeño Siete Colores. Ya recomendó el “quedate en casa” como una argentina más y aportó un dato tan amoroso como inevitable en su muro: “Vive en Buenos Aires”, se lee.
Antes de la pandemia Booth viajó con amigas por el país y visitó a su familia no solo en Rosario sino también en Chajarí, (Entre Ríos), donde tiene primos y primas. Pero llegó el covid y los recorridos por placer terminaron abruptamente.
“Cuando llegó el coronavirus en 2020, el gobierno australiano había aconsejado a aquellos que tenían algunos lugares seguros para quedarse y algo de dinero para vivir que permanezcan donde estaban hasta que se resolviera la situación , pero todo empeoró y acá estamos”, dice la mujer antes de rescatar la vacunación argentina.
“Por suerte el gobierno argentino ofrece las vacunas a todos los que están aquí, así que he tenido mi primera dosis de Sputnik. Esto no sucede ni sucedería para los extranjeros en Australia, por lo que estoy muy agradecida”, señaló la mujer.
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