noviembre 21, 2024

Radio Gran Rosario

FM 88.9 MHZ.

El Cosquín Rock demostró que no hay pandemia que frene a la música

Unas 170 mil personas vieron por streaming el encuentro del sábado y domingo. Lo mejor, Ciro y Los Persas. Gran labor de Cielo Razzo y Mamita Peyote, de Rosario.

 

Por La Capital

El rock todo lo puede. Ni la pandemia más brutal de los últimos tiempos pudo detener el virus de la música, en un arco que fue desde el rocanrol, el punk, el ska y el pop hasta la fusión, el trap, la canción testimonial, la cumbia y el cierre festivo con DJ’s. Por primera vez en la historia del festival, el Cosquín Rock se emitió en versión online, con bandas que tocaron desde la Argentina y 11 países más para toda Hispanoamérica y fue un éxito rotundo, ya que fue visto por 170 mil personas, como si fueran la capacidad de tres estadios de River Plate casi llenos. Lo mejor, entre los 76 artistas presentes, fue la performance de Ciro y Los Persas, que fue el único que supo darle un vuelo artístico a su show y potenciar el vacío de un Luna Park que pareció llenarse con su impronta. Desde Rosario, Cielo Razzo, el sábado, y Mamita Peyote, el domingo, demostraron que tienen música de sobra para estar a la altura de un encuentro internacional de primera línea. El rock volvió a demostar que, en todas sus formas y en todos sus formatos, es siempre rock.

“¿Y ahora qué miro?” Esa habrá sido la primera pregunta de los miles de asistentes al festival cuando vieron la grilla.Tanto el sábado como el domingo había para elegir. Y era muy difícil ver un show completo sin hacer zapping en las otras tres propuestas. El Luna Park, La Trastienda y Vórterix concentraron a las más de 70 bandas, mientras que el Roxy incluyó a figuras como Darío Stajnsrajber y a una divertidísima Natalia Carulias el sábado, y a un siempre efectivo Guille Aquino que contrastó con una poco feliz actuación de Dalia Guntman.

Los contrastes fueron saludables y eso fue parte del juego. El más llamativo fue el del domingo, cuando a la misma hora estaba Rata Blanca en el Luna y Damas Gratis en La Trastienda. “¡Asesinos, pagarán!” vomitaba contra el poder Adrián Barilari en clave heavy mientras, con su típica gorra con la inscripción ATR, Pablo Lescano cantaba “vamos a bailar esta cumbia callejera”. Una celebración a la diversidad de estilos.

Son de acá

Las dos bandas rosarinas tocaron desde Plataforma Lavardén y demostraron estar a la altura del evento.

A Pablo Pino le costó entrar en clima pero promediando el show se soltó un poco más. “Los y las extrañamos mucho, esta es una forma de estar ahí”, dijo en el arranque del set de seis temas que incluyó clásicos como “Quién baja la pala” y “Sin salida” y temas más nuevos como “La furia” y “Ventana”.

Eugenia Craviotto mostró su soltura habitual y eso le sumó a la hora de defender las canciones de Mamita Peyote. La banda arrancó con todo su swing con “Runfla Calavera” y “Consentimiento” y cerró bien arriba con “Diablito” y “Radio Clash”.

Entre lo más curioso del Cosquín Rock estuvo el respeto por los protocolos. Hubo muchos shows con músicos tocando con barbijo e incluso Walter Piancioli, cantante de Los Tipitos, cantó con el barbijo abajo de la boca, resignando cualquier cuestión estética.

Eruca Sativa tocó desde tres escenarios distintos y sonó increíble. Es que Lula Bertoldi está embarazada y necesitaba extremar los cuidados. El fondo del escenario fue pensado para unificar la puesta y daba la ilusión visual que estaban todos juntos.

Otro gran momento fue León Gieco, en blanco y negro, desde su casa. Cálido, distendido, tocó “El desembarco”, “La memoria”, “El fantasma de Canterville” y “Sólo le pido a Dios”, dedicado a la Negra Sosa.

La polenta de Molotov el domingo fue vital para el cierre del festival pero el Cosquín Rock tuvo su momento de gracia en la brillante performance de Ciro y Los Persas del sábado. Ver a Andrés Ciro Martínez cantando “Tan solo” en un desolado Luna Park fue un cachetazo de realidad. Lo maravilloso fue que Ciro supo potenciar su show a partir de ese vacío. Y se puso a bailar con su banda de cara a las butacas solitarias para dar la muestra rotunda de que el show debe continuar. Larga vida al rock. El mejor anticuerpo para agitar las almas.