abril 27, 2024

Radio Gran Rosario

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Santa Fe: más allá de la alta ocupación de camas críticas, faltan terapistas

La pandemia puso al desnudo y agudizó un escenario de escasez de profesionales que el país y la región arrastran desde hace por lo menos una década. Hay apenas 259 especialistas en el sur santafesino.

 

Por La Capital

La ocupación de camas de cuidados críticos superó la barrera del 85 por ciento en los efectores públicos y se encendieron las alarmas, no sólo por el incremento del nivel de ocupación de las 543 plazas de terapia intensiva que tiene la ciudad, sino por el “cuello de botella” que significa ya desde hace años la falta de médicos terapistas y que estalla a la vista en plena pandemia de Covid-19. Así lo advirtieron en las últimas horas -a través de una carta abierta- los profesionales nucleados en la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (Sati) que señalan que el sector “está al borde del colapso” y así lo ratificó el representante de la filial local, Nicolás Rocchetti. Las magras remuneraciones, y en muchos casos con contratos que no garantizan licencias ni vacaciones, la extensa formación y las guardias de 24 horas atentan contra una especialidad en la que cada vez se forman menos profesionales en todo el país.

La presidenta del Colegio de Médicos del sur de la provincia, Angela Prigione, señaló que el número de terapistas “viene cayendo en forma constante en los últimos años”, y detalló que actualmente la entidad tiene matriculados 257 profesionales que se desempeñan en las áreas críticas para adultos, y lo mismo sucede en el sector pediátrico donde hay registrados 59.

La formación acompaña esa caída. De hecho, este martes se rinde en todo el país el Examen Único Digital y Ubicuo que organiza el ministerio de Salud de la Nación para las residencias de todas las especialidades, y en el que también participa el cuerpo colegiado de Rosario, y a nivel local para la especialidad de terapistas hay más plazas que postulantes.

Prigione detalló que hace una década, para las postulaciones 2010, se habían inscripto 26 aspirantes para 11 cargos, mientras que por estas horas hay apenas 12 médicos rindiendo para 15 plazas. “Viene pasando una y otra vez que los cargos no se completan y quedan vacantes”, agregó.

Lo cierto es que ese escenario, ya de por sí complejo, se vuelve crítico en escenario de pandemia. No sólo por el nivel de desgaste y presión que acarrean los médicos desde hace ya más de cinco meses, sino además porque los propios contagios en el sector salud, o incluso los aislamientos preventivos, resienten los servicios.

Algo que se vio semana atrás en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca), cuando 11 enfermeros de la Unidad de Terapia Intensiva y Coronaria, otro personal sumamente calificado y específico, quedaron aislados y los servicios se redujeron al mínimo.

Recursos humanos al límite

Que son las personas las que están al límite y no se pueden multiplicar es uno de los ejes centrales de la carta abierta que dieron a conocer todas las regionales y filiales de la Sociedad de Terapistas en las últimas horas. “La cuestión principal es la escasez de los trabajadores, que a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse. Los intensivistas hoy nos encontramos al límite de nuestras fuerzas, raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso”, sostiene el texto.

Y tal como lo plantean las 543 camas de terapia intensiva que tiene la ciudad -440 del sector privado y 103 del sector público- ya se vienen multiplicando desde marzo pasado, y podrían sumarse aún más, pero no así el personal que las asiste.

El representante de la filial Rosario señaló, sin dudas, que los 259 matriculados en Rosario “son insuficientes”, y más aún, señaló que “la estimación que se hace a nivel mundial es que debe haber un médico de guardia activa por cada 6 ó 7 camas de terapia intensiva, un número que hoy en el marco de la pandemia debería ser de 6 sin excepción”.

El médico y terapista del Hospital Eva Perón asegura que el problema “no es nuevo, sino de arrastre”, sin embargo, aclara que “en el contexto hace que el escenario se vuelva crítico”.

Los kinesiólogos especializados en kinesiología cardiorrespiratoria son otra de las patas fundamentales de las unidades de terapia, ya que se encargan no sólo de la preparación de los pacientes para la realización de los entubados, sino además de las terapias para mejorar la capacidad pulmonar de quienes tienen afectaciones severas por el virus.

Luciano Friscione, uno de estos especialistas, asegura que el coronavirus “no hace más que desnudar la situación que atraviesan las terapias intensivas de todo el país, no sólo de Rosario”, y coincide en que el “el cuello de botella está en los recursos humanos”.

Si bien hasta ahora aseguró que “no se dieron contagios entre los profesionales”, advirtió: “Eso nos va a pasar porque estamos cerca de los pacientes y porque además estamos sometidos, como todo el sistema, a mucho más trabajo del que teníamos y cuando eso pase, los servicio de kinesiología también se pueden resentir”.

Mal pagos y estresados

Que cada vez menos médicos quieran desempeñarse en una terapia intensiva no tiene nada de casual, sino que acumula “desde hace años muchos y variados factores”, dijo Rocchetti.

Desde la extensa formación, que además de la carera de grado lleva por lo menos otros cuatro años, hasta “la falta de políticas tanto del Estado como de las universidades para promoverlas”, señaló el médico, que además indica que “no hay ayudas para los cursos y especializaciones de posgrado que en todos los casos son pagos”.

Tanto para el médico como para la titular del colegio profesional, los magros salarios y, fundamentalmente en el sector privado, los altos niveles de precarización también hacen lo suyo. “Hay un altísimo número de profesionales que son monotributistas o trabajan por contratos de locación”, detalló, lo que implica en la vida cotidiana no contar con licencias pagas, ni aportes jubilatorios ni vacaciones.

“Resulta poco para alguien que se va a ver sometido a un sistema de guardias de 24 horas, que no tiene posibilidad de poner consultorio, y que va a trabajar sometido a un estrés físico y psicológico muy duro”, apuntó. “Porque en una terapia intensiva de los pacientes que ingresan, el 25 por ciento se muere”, concluyó.