La secretaria de Control y Convivencia de la Municipalidad aseguró que el acatamiento en el centro fue alto, no así en algunos barrios, donde algunos locales abrieron.
Por La Capital
La fisonomía de la ciudad cambió con las restricciones que impuso el gobernador Omar Perotti para evitar la aceleración de contagios por coronavirus en Rosario. Los comercios del casco histórico no abrieron sus puertas, los bares y restaurantes también permanecieron cerrados, salvo aquellos que tienen servicio de delivery o take away. En los barrios el acatamiento a la medida fue dispar, hubo comercios que abrieron, pero que fueron disuadidos para que bajaran las persianas por el personal municipal.
“Seguimos manteniendo el esquema con puntos puntos fijos que acordamos con el Ministerio de Seguridad de la provincia”, explicó a La Capital la titular de la Secretaría de Control y Convivencia de la Municipalidad de Rosario, Carolina Labayru, quien destacó que “el acatamiento es alto en el centro, no así en algunos barrios, donde algunos locales abrieron, la mayoría porque no conocían los alcances de la medida”.
“Mucha gente no sabe bien cómo debe funcionar, así que lo que estamos haciendo, cuando detectamos algún caso, es acercarnos y hablar en forma amigable, explicarles cómo funcionan las nuevas medidas”, comentó Labayru, y añadió: “El decreto salió ayer y muchos todavía no saben bien cómo tienen que funciona o no se acuerdan cuáles son las actividades esenciales planteadas en el DNU nacional”.
“En esta primera etapa no vamos a aplicar sanciones o clausuras, salvo que se trate de un caso obsceno, pero no creo que sea necesario, en general hay conciencia de que es un momento difícil y hay que hacer el esfuerzo”, advirtió la funcionaria municipal, y señaló: “La gente está muy sensible, preocupada por la situación, así que la idea es informarles cómo tienen que funcionar y ayudarlos con lo que necesiten”.
“Lo mismo vamos a hacer en los parques y plazas, donde hubo gente que salió a hacer las caminatas recreativas, siempre con el uso de tapabocas”, contó la responsable del área de control, y agregó: “Vamos a enfocarnos en lo que veníamos haciendo, explicar que no se pueden usar los juegos ni las estaciones aeróbicas y que, ahora, tampoco se puede acampar, siempre desde una mirada amigable, respetuosa y educadora”.
Labayru destacó que la situación de la repartición a su cargo no es distinta a la que se vive en la ciudad a partir de la circulación comunitaria del virus.”Tenemos personal afectado, ya sea porque está aislado o es de población de riesgo, así que hacemos el máximo esfuerzo con los recursos que tenemos para poder afrontar la situación, explicó, en relación con las tareas que se están llevando adelante para que se cumpla la nueva cuarentena,
“Del abanico de opciones que había para desacelerar la velocidad de contagios, se tomó la mejor decisión que se podía para no perder lo que habíamos logrado, sobre todo, mantener la actividad económica. Hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitar el colapso de las camas críticas, un riesgo si se seguía acelerando el número de casos positivos”, enfatizó la secretaría de Control y Convivencia.
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