Si bien Amsafé hará paro el lunes y martes próximos, la vuelta a las aulas desde el miércoles ya se avecina muy dispar en cada una de las instituciones
Por La Capital
Si marzo es de por sí complejo en tiempos normales a raíz del inicio de la actividad escolar, la pandemia marca en este 2021 una situación inédita que presenta escenarios no solo diversos, sino cargados de incertidumbre. A eso se suma el paro que definió anoche Amsafé y que postergará el comienzo hasta el miércoles al menos en las escuelas públicas.
En efecto, el plenario provincial del gremio rechazó por escaso margen anoche la propuesta de un 35% de aumento salarial que había ofrecido la provincia y decretó 48 horas de huelga para el próximo lunes y martes.
La oferta fue considerada insuficiente con 12.657 votos, al tiempo que 11.576 delegados la habían aceptado
En el cónclave también se fijó que si no se modifica la oferta, habrá nuevos paros los próximos 23 y 25 de marzo.
Mientras tanto, hay escuelas de barrios periféricos que aún no pueden definir el modo de trabajo ante la falta de espacios, padres de nivel inicial de establecimientos céntricos que el lunes llevarán por primera vez a los chicos y todavía no fueron informados de las modalidades del “retorno a la presencialidad”, y escuelas que no definieron cuántas burbujas podrán implementar a raíz de su gran cantidad de alumnos.
Con mayores recursos, en el sector privado, hubo esta semana furiosas reuniones —incluso virtuales— en los colegios donde las familias “exigen” el servicio que pagan. Algunos pocos establecimientos ya adelantaron jornadas de doble escolaridad que aún no fueron aprobadas por el Ministerio de Educación, alumnos que rotarán semanalmente y otros irán a diario de acuerdo a la posibilidades edilicias de cada colegio.
Más allá del marco regulatorio que a través de protocolos y circulares llegó a las escuelas por parte de Educación determinando la extensión de las jornadas, cada una con su “realidad” deberá poner a mover la rueda el lunes. En muchos casos, se trata de establecimientos donde desde marzo de 2020 se sostuvo como se pudo y a tientas la actividad académica y hubo que pensar en necesidades más urgentes, como el reparto de módulos alimentarios para los alumnos y sus familias.
En esos espacios más vulnerables, la Escuela Nº 518 de barrio Toba, que sostiene a casi 400 alumnos, en un sector del sudoeste donde las compañías telefónicas y de internet no prestan servicios, no pudo definir todavía la vuelta. El punto son los espacios ante la masividad de los alumnos. Las autoridades esperaban la construcción de salones para atender la situación, pero no llegaron en 2020 y ahora aguardan respuestas de lugares alternativos para no seguir perdiendo adolescentes en las aulas.
Más al centro, escuelas, como el Normal Nº 3, aún no lograron definir si los alumnos de primer grado —con cursos de más de 30 chicos— funcionarán en dos o tres burbujas, lo que implica definir si tendrán presencialidad semana por medio o una semana cada tres.
Todo muestra que todavía hay ajustes y tensiones entre los protocolos y las posibilidades reales. Ya el 17 de febrero pasado, cuando los alumnos de 7º grado y 5º año volvieron para el cierre de ciclo, licencias, obras y mantenimiento, y reorganización interna, además de falencias edilicias demoraron el proceso en las escuelas de los barrios. Y nada garantiza que ese escenario se repita donde hay menores recursos y mayores vulnerabilidades.
Otras escuelas más del centro de la ciudad y con mejor infraestructura, como es el caso de la Belgrano , la Florentino Ameghino y la Víctor Mercante, ambas en zona sur, se pudieron ajustar de acuerdo a sus edificios a los lineamientos básicos del Ministerio: cursos divididos en dos con jornadas de tres horas y media, que hacen que los chicos entren en sus horarios habituales y se retiren algunos minutos antes de lo habitual, con recreos de 30 minutos y mochilas fuera del salón en todos los casos.
Privados
En el caso de los colegios privados, también regulados por el Ministerio de Educación, el director provincial de Enseñanza Privada, Rodolfo Fabucci, indicó que “deben ajustarse del mismo modo a los lineamientos de los protocolos del Ministerio de Trabajo de la provincia e incluso a lo que se acordó a nivel nacional en el Consejo Federal de Educación”.
Aunque el funcionario indicó que en el 98 por ciento de las 850 escuelas de gestión privada que tiene la provincia “el funcionamiento de la jornada escolar será similar o igual al de las escuelas de gestión pública”, admitió que hay en Rosario una decena de colegios donde la situación es diferente, hay propuestas de doble jornada y actividades extracurriculares que, por ahora, “no están aprobadas por el ministerio”.
Esas tensiones fueron las que se pusieron sobre la mesa en muchos de los encuentros virtuales entre familias y autoridades escolares que se desarrollaron esta semana y lo cierto es que las situaciones varían sobre todo de acuerdo a las condiciones de los edificios escolares y su capacidad especial, además de la contratación de personal extra para atender a los alumnos.
“Si las escuelas definen que todo el alumnado irá a clases presenciales todos los días manteniendo la distancias de un metro y medio, no hay problema ni oposición”, señaló Fabucci, pero aclaró: “Lo que no está determinado es la extensión de la jornada escolar. Es decir, si bien hay propuestas, por ahora no hay ninguna escuela que tenga aprobada la doble jornada”.
Las variantes en el privado
Así y todo, hay colegios que ya prevén esa extensión horaria. Ese es el caso de la Joan Miró y la Escuela Raúl Arino, ambas en Funes, donde tanto los chicos de nivel inicial, primario y secundario concurrirán a diario a las aulas y sin alternancia, con espacios que así lo permiten y la contratación de recursos humanos extra.
En el caso de la Joan Miró, la jornada por la tarde está pedida al ministerio, pero aún no aprobada, mientras que en la Arino afirman que se concretará a partir del 1º de abril a través de la articulación con el Club Universitario del Gran Rosario con el que ya trabajaron durante el verano sin tener casos de Covid-19.
En Rosario, el Colegio del Sol, con ampliaciones, también plantea la concurrencia diaria a las aulas, al igual que el Colegio Alemán (Escuela Goethe Rosario) que inicia el año con todos sus alumnos en las aulas y sin alternancia, y previendo la posibilidad de extender la jornada.
Organizado con horarios de ingresos y egresos alternados, el San Patricio propone un inicio de modalidad presencial completa en el nivel inicial, y bipresencialidad para el primario en el arranque que se completa con el transcurso de las semanas e igual en el secundario. Incluso ya con las jornadas completas, se informó a los padres que los chicos podrán almorzar en los salones.
En tanto, el Complejo Educativo Latinoamericano propone alternancia de las burbujas en los diferentes turnos, es decir, una semana concurren a las actividades presenciales de la mañana y a la semana siguiente lo hacen durante la tarde.
El resto de los colegios, desde el San Bartolomé hasta la Dante Alighieri, María Auxiliadora y Madre Cabrini, iniciarán el año con la alternancia semanal de las burbujas y actividades extra virtuales; si bien muchos esperan definiciones del Ministerio para avanzar.
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