abril 16, 2024

Radio Gran Rosario

FM 88.9 MHZ.

OPINIÓN. Animémonos y vayan

Por Fabian Di Nucci

Después de la conferencia de prensa de anoche los los diarios comienzan a “explicar” como es “en realidad” el modelo sueco, dando a entender que fue mal presentado por Fernández

 

 

El Presidente comparó dos países comparables: Suecia y Noruega, vecinos, similar clima, similares gobiernos, parecidas costumbres, nivel de vida, servicios públicos similares, similar presencia del Estado en la vida social.
Uno, Noruega, con 5 millones de habitantes cerró, disponiendo un aislamiento fuerte, parecido al que se dispuso en Argentina.
El otro, Suecia, con diez millones de habitantes, siguió haciendo una vida casi normal (excepto en lo educativo), con muy pocas restricciones.
A la fecha los resultados son muy diferentes. (A LA FECHA). Porque nadie sabe cómo terminará.
Pero mientras Noruega tiene hoy un total de 218 fallecidos (44 muertos/millón), Suecia tiene 3220 (es decir, 438 muertos/millón de habitantes). Esto significa 10 veces más.
¿Qué comparación realizó el presidente?
Usó una regla de tres simple: dijo que “si Argentina hubiera hecho lo mismo que Suecia, nuestros fallecidos podrían ascender a un total de (45 x 3220 / 10) = 14440 (dijo 13900, pero estoy usando los datos de hoy, y redondeando habitantes para simplificar.) Mientras que hoy Argentina tiene casi 293 fallecidos, que representan 6.5 muertos por millón: Casi 7 veces menos que Noruega, y más de 67 veces menos que Suecia.
¿Se puede hacer esa comparación?
Muchos dicen que no, por el tema de los contrafáctico y otras pelotudeces. Sin embargo, es tan contrafáctico decir que no como decir que sí.
La pregunta correcta
La pregunta correcta, a mi juicio, tiene que ver con la reversibilidad o no, con la posibilidad o no de corrección que el error te permite.
Si tu gobierno se equivocó y el error ocasionó la muerte de algún pariente tuyo, abuelo o abuela o quien fuere, ¿no preferirías prevenir y pecar por exceso de cuidado?. Porque lo otro que se pone en la balanza frente a las vidas humanas no es la “libertad” como dicen algunos muy mal intencionados, sino el hecho económico, lo productivo, el circuito comercial, la vida económica, en suma, que se lentifica, se demora o se detiene.
Ese es el ENORME costo que no quieren pagar, al estilo de la frase de Jauretche “animémonos y VAYAN” a laburar USTEDES.
Claro que hay, y de sobra, conciencia de la grave crisis y las urgencias de la economía; y desde el lunes, excepto en dos ámbitos (CABA y provincia BA) en que las cosas son muy delicadas (a Larreta no le entraba un alfiler), las medidas se han flexibilizado y el 75% de la población retomará, con el cuidado que corresponde, sus tareas laborales.
Es una obviedad que siempre se puede hacer mejor cualquier cosa. Pero basta mirar el mundo para darnos cuenta de lo que venimos logrando en Argentina. Los números son claros y están sobre la mesa, incluso hasta para un Milei o un Boggiano, o el ofendido Bazán, que se quejó porque deberá bajarse la aplicación (que solo informa cómo estás de salud). Por eso cuando hablan, argumentan idioteces, desinforman o directamente operan.
Sobre todo, considerando de dónde venimos y cómo estamos, y los pocos recursos que tenemos después del meticuloso desmontaje que durante 4 años se hizo de la única herramienta eficaz, imprescindible y necesaria para enfrentar la pandemia y afrontar sus consecuencias: el Estado. Mal que les pese.